Como quien
se pierde en un bosque
para
encontrar una salida,
así, busca
la luz no en la luz,
sino en la
oscuridad.
No la
hallarás en el ruido ni en la furia,
en la sangre
ni en el fuego,
sino en el
más clamoroso de los silencios:
el que vive
en la propia conciencia.
Allí, como
quien hace del abismo
su lugar de
supervivencia,
los ojos
despiden la luz encendida del conocimiento.