Ser tomado por los brazos desnudos
del suave sol de la mañana
y descubrir
que el mundo sigue siendo un deseo
al alcance de la mano.
Limpiamente en paz,
regocijarse
en calidez, en caricia de luz, en
transparencia.
Agua y cielo
pugnan en inmensidad
y, sin embargo, todo parece caber
en una única mirada:
si pudieras salvar
un solo momento del tiempo y una
palabra,
sería sin duda el mar.