martes, 23 de octubre de 2018

Todo y nada



Soy todo: el aire
que respiro, la tierra
que seré, el mundo entero,
que no existe sin mi conciencia;
soy la vida

y no soy nada, nadie,
una presencia sin antes ni después,
una luz que no brilla
más que para entretener a las tinieblas,
el sueño de alguien
que sueña sin saber si existe.
  

martes, 16 de octubre de 2018

Enamorado



Siniestro delirio amar a una sombra.
Alejandra Pizarnik.

No podré esta tarde quedar contigo
porque ya nunca podré quedar con nadie.
Si me buscan, diles que me estoy yendo,
enamorado, al encuentro de una sombra.
Y si olvido los recuerdos mientras
voy bajando los párpados, sintiendo
que ya está, que el afán va cesando
y el dolor dejando de doler, ¡que me digan
que no es vida este dejarse morir…!
Con los ojos sin luz, la oscuridad me mira
comprendiendo que ahora soy invulnerable.
  

martes, 9 de octubre de 2018

Cerca de Dios



A mi amiga María Mayorga

Una mano cautiva, la tuya, se desprende,
arrancándose del curso de los acontecimientos,
y te lleva al bosque a pasear.
Es hermoso caminar sin lugar al que querer llegar,
mientras sientes cómo el aire fresco y puro
va abriendo tu mente, devolviéndote tu nombre
y tu voz, tan llena de poemas.
Oyes, al tiempo, el compás que dicta,
latiendo apasionado, tu propio corazón,
que parece saber que nunca se está más cerca de Dios
como cuando se respira en plena Naturaleza.
 
 

martes, 2 de octubre de 2018

Poema inacabado



William Blake fue capaz,
desplegando su ser hacia otro orden,
más allá de la razón,
a través de la luz mística de la poesía,
de vislumbrar el mundo entero
en una flor. Y es que cualquier cosa
es sólo una cosa, pero también,
y sobre todo, mucho más,
un absoluto inmanente que concentra
lo uno y lo múltiple, el centro y las periferias,
igual que los océanos son en realidad
un solo y universal océano,
conectado por sus corrientes marinas.
Hay una pasarela, un flujo interminable,
un diálogo constante entre la infinitud
y nuestro yo finito, entre nuestra conciencia interior
y la conciencia de ese dios indiscernible de la Naturaleza.
“Pasan vientos como pájaros,
pájaros igual que flores,
flores soles y lunas, lunas soles como yo,
como almas, como cuerpos,
cuerpos como la muerte y la resurrección;
como dioses”, escribe Juan Ramón Jiménez.
Hay un milagro sucesivo, una eternidad
siempre viva que hace habitar a cada instante
en su cenit, convirtiendo el pasado
- aparentemente inmóvil -, y el futuro
- aún inexistente -, en un luminoso presente
inconcluso, como el poema que lo escribe
y que, al hacerlo, no cesa de estar todavía
y para siempre inacabado.