martes, 20 de noviembre de 2018

Mirar el mar



Tiempo inmóvil en el interior de mis ojos,
que en el azul detienen el mundo
mientras mi mano escribe el poema.
Muchas otras veces miré el mar,
pero sin entenderlo demasiado,
quizás porque exigía una atención
de la que yo no era capaz en aquel momento.
No lo miré como debía, pero
siguió conmigo como una promesa seductora
que me faltaba aprender a leer.
Ahora recorro su superficie
buceando en sus profundidades,
porque todo en él permanece oculto,
como el significado verdadero de un verdadero poema
que es posible adivinar o intuir
sin lograr nunca una certeza:
en su simplicidad misteriosa se cifra, quizás,
el misterio del universo entero.