martes, 16 de abril de 2019

El camino como morada



Camina el poeta para serlo.
Escribir es, de hecho,
estar ya en otro lugar.
Quizá, porque como decía Kafka,
es muy largo el trecho que va
desde la cabeza a la pluma.
Nunca llega: inacabablemente
pierde pie hacia otra extrañeza,
siempre a medio camino
entre lo olvidado y lo desconocido,
entre los recuerdos inventados
y las vidas no vividas.
Es el poder seductor del extravío,
la necesidad de existir allí
donde nunca estará.
Halla algo parecido a un hogar
en esa intemperie,
como si, cuanto más otro,
más sí mismo se sintiera.