¡Tantos de nosotros nos hemos
convertido otra vez en niños! No es que lo hayamos buscado, ya me entiendes, ni
que seamos conscientes de ello. Pero cuando la fe desaparece, cuando comprendes
que ni siquiera te queda la esperanza de recuperar la esperanza, entonces
tiendes a llenar los espacios vacíos con sueños, pequeñas fantasías y cuentos
infantiles que te ayuden a sobrevivir.
El país de las últimas cosas; Paul
Auster.
Cada tarde,
cuando el sol incendia el cielo
en un último gesto de despedida,
te duermes dentro de ti,
te sumerges en tus espejismos y
fantasías.
Te gustaría que de ese sueño
no pudieras despertar;
por eso, lo peor de las noches
es cuando amanece,
cuando has de volver a la vida
y, bajo la esplendorosa luz del nuevo
día,
brilla la oscura realidad:
es como darte cuenta,
en medio del beso exquisito,
de que los labios que besabas no
existían.
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