Como si hubieras perdido una batalla
en la que nunca estuviste,
de pronto, jamás
te habrás enamorado,
nada fue tuyo,
ni siquiera exististe.
Igual que un eco resonando en el
vacío,
algún día no habrás vivido:
no eres más que ese recuerdo,
es decir, un camino que no conduce
a ningún sitio, salvo al olvido.
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