El niño que no mira, tiene los ojos
tapados con las manos. Cuenta hasta tres y nadie se ha movido. Vuelve a taparse
los ojos y cuenta hasta tres más deprisa, pero nadie se ha movido. Sin embargo,
el niño que no mira, cuando mira, ve a los otros niños cada vez más cerca, una
y otra vez, hasta que ya casi los tiene encima.
Ray Loriga.
De pronto,
un cierto frío
nos recuerda
una ausencia
y hay un incendio
en el paisaje
que vuelve ceniza
la luz. Ya
se oye el aullido
de los lobos.
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