¿Cuánto se tarda, madre, en
desaprender el miedo?
Camino valiente, porque llevo el
pavor
en mis pasos y, aun así, camino; pero
¿cómo caminar con esta llaga
irreparable en los pies?
¿Acaso hay decoro en el denuedo?
El horizonte de esperanza no lo
alcanzo nunca:
se aleja siempre al caminar hacia él…
Dime, madre:
¿durante cuánto tiempo he de seguir
en este esfuerzo por seguir?
¿Tardará mucho en descampar la
angustia?
Temo que después de la tormenta
no haya ninguna calma,
que no haya paz tras esta guerra,
que sea en vano tanto sufrimiento.
Porque ¿para qué recorrer un
laberinto
del que se sale de nuevo a la muerte?
Madre, no entiendo este sueño de
estar vivos.
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