martes, 10 de abril de 2018

Siempre



Recuerdo que nos miramos por primera vez
igual que si lleváramos toda la vida mirándonos,
como si nos conociéramos desde siempre.
¿En qué extraña dimensión de la realidad
tuvo lugar aquel sueño?
Creo que los dos lo comprendimos al instante,
de la misma manera que los grandes pintores
atrapan al vuelo el alma de un paisaje.
Nos buscábamos sin saberlo desde que supimos
de nuestra propia soledad y desamparo,
desde que entendimos que seríamos infelices
hasta encontrarnos. Por eso
nuestra amistad comenzó tan pronto,
mucho antes de tener conocimiento ni siquiera
el uno de la existencia del otro.
Nos vimos y ya nos conocíamos; 
nos incorporamos, de hecho, a un momento
ya muy avanzado de nuestra historia,
descubriendo el mucho camino andado juntos,
el prodigio de una amistad
que quizás nació antes del mundo
y que habrá de prolongarse
hasta más allá del fin de los tiempos.