martes, 19 de junio de 2018

Está lloviendo desde siempre



Miro y la ventana es un espejo
velado por una lluvia pausada,
serena, sostenida; no hay tormenta.
Cae sobre el mundo, tenaz,
a lo ancho de los siglos,
tiempo quebrado de un reloj sin manecillas,
ancestral, monocorde.
La lluvia de ayer se confunde
con la del mañana en el presente.
Carente de futuro y de memoria,
el poema es un refugio
que no encuentra palabras;
el rumor de la lluvia, silencio
que ahoga la voz y apaga el fuego.
Todo pierde su brillo y su viveza
hasta convertirse en un borroso sueño.