miércoles, 6 de junio de 2018

Vivo y muerto



Estás ahí, como ausente, vivo y muerto,
ajeno al bullicio del mundo y sus ridículas costumbres,
a las palabras hueras con que las gentes
todo lo argumentan, como si se pudiera tener razón.
Siguiendo no sabes bien qué raro impulso,
se cruzan en las calles con el desorden de la vitalidad,
como en un relato fantástico superpuesto a la realidad.
No conocen la verdad amarga y lúcida de la desesperanza.
Incluso, ríen; tú también has reído alguna vez,
para reírte de la risa: es la carcajada de la clarividencia,
la felicidad de lo terrible, de saber que cada día
es una puerta de entrada que sale al mismo lugar.
Por eso prefieres dejar pasar las horas,
que te hipnoticen con su mortandad.
Y, acaso, cuando la tarde cae y el sol yace derrotado
en el poniente, sales en busca del naufragio de la luz.