La pelota que arrojé cuando jugaba en
el parque
aún no ha tocado el suelo.
Dylan Thomas.
Una vida construida no alrededor de
la felicidad,
sino de la promesa de la felicidad.
Como todo el mundo sabe,
lo mejor de una fiesta es su víspera;
una vez comenzada la fiesta,
la fiesta, en verdad, ha terminado.
O, dicho de otra manera, cualquier
sueño es mejor
que todo lo que pueda pasar.
Uno sueña no para que se cumpla el
sueño,
sino para soñarlo, porque
la ilusión de aquello que puede venir
siempre será superior a cualquier
cosa que venga.
Es el triunfo de una utopía:
no poder alcanzar sino su periferia.
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