martes, 29 de mayo de 2018

Plegados



Cómo agota ir por la vida
persiguiendo cuanto queremos
y rechazando lo que nos disgusta,
sobre todo porque no hay destino
que se deje dominar, porque estamos sometidos
a la arbitrariedad de sus caprichos.
Construyendo ciertos diques,
enterramos también los tesoros
que esconden algunas miserias,
pues muchos malos momentos conspiran en secreto
para hacer mejores los buenos.
A veces, perderse es el camino
y, por el contrario, huir de las adversidades
nos hace caer en el centro de su remolino.
Más fácil que imponer nada a la realidad,
es dejarla que se exprese,
y entonces mirarla limpia, gratuitamente,
sin pretensiones, plegados a sus apetencias.
Porque lo peor es tan del mundo como lo mejor, 
y aceptarlo tal vez sea el único vehículo
para vivir en armonía con el propio mundo

y con nosotros mismos.