miércoles, 19 de septiembre de 2018

Sinrazón



Ahí vamos, dando vueltas por el planeta:
vidas evanescentes que se cruzan con la nuestra
por puro azar y luego se marchan
a saber dónde. A veces se quedan
con nosotros un tiempo que no dura,
compartiendo noches de cielo perfecto
en que las estrellas son impertinentes
en la manera en que insinúan nuestra insignificancia,
la inanidad que somos. Pero,
¿acaso no son ellas mismas fugaces, no deambulan,
como nosotros, bajo el mismo magisterio de sinsentido
por los confines del universo sin fin?