No queremos estar aquí,
aunque no sepamos dónde ir
ni si hay lugares a los que ir.
Por eso, cuando por fin parece
que llegamos al sitio que queremos,
lo que queremos es dar media vuelta
y marcharnos a otro lugar,
sin importar demasiado cuál.
No hace falta llegar:
el verdadero deseo es el viaje,
ese símbolo ubicuo de la libertad
absoluta,
ese estar en camino que es siempre el
soñar.
|