Y me asusto, a cada instante, a cada
palabra que escribo, a cada gesto que hago, de pensar que es un rasgo más,
imborrable, de mi figura, que se fija; una figura dudosa, impersonal; una
figura cobarde.
André Gide.
Sentías, a cada instante, mil
posibilidades
enroscándose
alrededor de tu cuello,
asfixiándote, agigantándose
ante el espejo de tu propio miedo,
como una fiebre
que te invitaba a la vida
y que te ha ido dejando a merced del
frío,
paralizado,
borroso,
impersonal.